lunes, 31 de mayo de 2010

Israel asesina a 19 personas que llevaban ayuda humanitaria a Gaza

Unidades de élite del Ejército de Israel han atacado en aguas internacionales la 'Flota de la Libertad', un grupo de seis barcos —tres de ellos turcos—, quetransporta a más de 750 personas con 10.000 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza. Entre el material transportado hay equipos médicos, productos de primera necesidad y elementos para reconstruir la ciudad.

Se trataba de la mayor acción coordinada para romper el bloqueo marítimo de Gaza por las fuerzas israelíes. El gobierno de Israel había advertido de que las embarcaciones serían interceptadas antes de que llegasen a territorio palestino.

En la flotilla viajaban personas de al menos 40 nacionalidades, incluidos tres españoles, dos diputadas alemanas y el escritor sueco Henning Mankell.

El Ejército israelí ha reconocido la muerte de diez activistas, aunque el Canal 10 ha cifrado los fallecimientos en 14 y otros medios locales contabilizan entre 16 y 20. La cifra de heridos oscila entre los 30 y 60.

Israel denuncia vínculos de los activistas con
Al Qaeda, Hamás y Yihad Islámica

El viceministro de Asuntos Exteriores de Israel, Danny Ayalon, ha sacado pecho y ha justificado la masacre. Según ha defendido, los activistas tenían vínculos con Al Qaeda y con las organizaciones islamistas palestinas Hamás y Yihad Islámica.

No se ha quedado ahí. Subiendo el tono de sus acusaciones ha subrayado que la iniciativa, centrada únicamente en transportar ayuda humanitaria, "era violenta, sus métodos eran violentos y el resultado, lamentablemente, fue violento". "Los organizadores no atendieron los llamamientos de nuestras fuerzas esta mañana para que les siguieran pacíficamente y dar un final pacífico a este suceso". Tras ignorar supuestamente esos requerimientos, Israel ha optado por matar a casi un centenar de personas.

Ataque pese a las banderas blancas

La versión de los activistas es diametralmente opuesta. En contacto telefónico en directo con los buques, miembros del convoy humanitario han asegurado de que los comandos israelíesabordaron los barcos turcos desde helicópteros y dispararon con fuego real para reprimir a los tripulantes a pesar de que estos mostraron banderas blancas.

Los medios turcos mostraron imágenes captadas desde el barco turco 'Mavi Marmara', en las que se ve a los soldados israelíes abriendo fuego.

Testimonios desde los barcos hablan de que los soldados israelíes descendieron sobre las cubiertas desde helicópteros abriendo fuego, mientras las imágenes de televisión muestran la evacuación de algún cadáver, una camilla ensangrentada y restos de sangre en el suelo de la embarcación, así como los soldados israelíes que la abordaron.

A primera hora de la mañana el Ejército israelí ha denunciado en un comunicado que los activistas que viajaban a bordo de la flotilla solidaria atacaron con "fuego real", cuchillos y piedras a los soldados. Según el Magen David Adom (equivalente israelí a la Cruz Roja), hay seis soldados hebreos heridos.

"Los barcos serán dirigidos en las próximas horas al puerto de Ashdod (al norte de Gaza), mientras que las fuerzas navales efectúan chequeos de seguridad para identificar a la gente a bordo y su equipamiento", apunta el Ejército en un comunicado.

Los soldados israelíes descendieron sobre las cubiertas desde helicópteros abriendo fuego

Rechazo generalizado

El ataque ha causado perplejidad e indignación entre la mayor parte de la comunidad internacional. Varios países, entre ellos Turquía, España y Grecia, han convocado a los embajadores de Israel en sus territorios para pedirles explicaciones.

El presidente palestino, Mahmud Abás, ha decretado tres días de luto en los territorios por esta "masacre", mientras que el jefe de Gobierno en Gaza del movimiento islamista Hamás, Ismail Haniye, ha calificado el ataque de "brutal". La secretaría general del grupo en Damasco asegura que se trata de "un crimen contra la Humanidad".

Las autoridades sirias ha pedido una reunión urgente a la Liga Árabe y la ONU ha expresado su conmoción por el asalto. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha calificado los hechos de "graves y preocupantes". "Como saben se ha citado al embajador, pero tenemos todavía que conocer la información con más exactidud", ha abundado.

El ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, ha convocado esta mañana una reunión en Tel Aviv con todos sus asesores "ante los imprevistos resultados de un asalto que se esperaba que transcurriera sin víctimas mortales".

Fuerte respuesta

Las autoridades turcas intentaron ponerse en contacto con el barco 'Mavi Marmara', pero resultó imposible.

El ataque ha causado perplejidad e indignación entre la mayor parte de la comunidad internacional

El Ministerio de Asuntos Exteriores turco trató de contactar a Israel varias veces desde la partida de la flota desde Turquía para pedir que no interfiriese en su objetivo.

Ahora se espera que la diplomacia turca de una fuerte respuesta y se abra un nuevo capítulo en las críticas relaciones entre Turquía e Israel, que se han tensado desde el ataque israelí a la franja de Gaza entre 2008 y 2009.

En Estambul, cientos de personas se concentraron ante el Consulado de Israel e intentaron penetrar en él pero fueron obstaculizados por la policía.

Una torre de Babel con ayuda humanitaria

 El barco 'Mavi Marmara', atacado por los israelíes, es un viejo barco de pasajeros que hasta hace unos años realizaba el trayecto entre las islas del sur del Mar de Mármara y Estambul para la empresa pública de transportes IDO. Se trata de un barco de cinco alturas, muy espacioso y con capacidad para cientos de personas.

El convoy de ayuda internacional está compuesto por seis barcos, tres de ellos turcos, y transporta 10.000 toneladas de ayuda humanitaria -incluyendo materiales de construcción, equipos médicos y productos de necesidad básica-, con el objetivo de romper el bloqueo que sufre la Franja de Gaza.

Entre los 750 participantes en la iniciativa hay voluntarios de diferentes religiones y nacionalidades, entre ellos más de veinte parlamentarios europeos, una ex congresista estadounidense un premio Nobel de la Paz y un superviviente del Holocausto, aunque viajan en barcos diferentes.

Al menos tres españoles a bordo

De izquierda a derecha Manuel Tapial, David Segarra y Laura Arau. PÚBLICO

Al menos tres españoles viajan en el barco. Los activistas Manuel Tapial y Laura Arau, de la ONG Cultura, Paz y Solidaridad Haydeé-Santa María y el periodista de Telesur David Segarra viajaban en el barco Mavi Marmara invitados por la asociación turca IHH, responsable de buena parte de la organización de la Flota de la Libertad.

El Gobierno ha confirmado que los tres están "bien" y ha pedido a las autoridades de ese país su "repatriación inmediata", ha informado el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido.

En la última entrada de Tapial en su blog Crónicas desde Gaza, poco antes del ataque de Israel, se afirma que los barcos del Ejército israelí estaban presionando a la "Flotilla de la Libertad". "Encontrándonos a 105 millas de la costa (de Gaza), cinco barcos del Ejército se nos van acercando, uno de ellos se encuentra relativamente cerca del carguero con bandera turca Dafne", explica.

"A los cinco barcos hay que sumarle al menos dos helicópteros de comandos y varias zodiacs. ¡Alerta que parece que van a ir barco a barco!", añade.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Un gobierno mundial en la sombra



Sitges acogerá entre el 3 y el 6 de junio una de las reuniones más importantes celebradas en España. Pero el encuentro no se anuncia. Oficialmente, ni existe. Se trata del Grupo Bilderberg, formado por reinas, políticos, empresarios y banqueros que intentan influir en los gobiernos y en la economía. Para algunos, solo es un grupo de debate. Para otros, son «los amos del mundo».

El hotel debe estar cerca de un aeropuerto, totalmente vacío y, si hay un campo de golf al lado, mejor. También debe ser fácil de vigilar y de aislarlo del mundo exterior. Todo para que los más poderosos del globo, un largo centenar de gobernantes, empresarios, políticos, banqueros, intelectuales y dirigentes de organismos internacionales, puedan reunirse a lo largo de cuatro días en total privacidad. Ellos mismos no pueden llevar escoltas, ni asistentes, ni secretarias, ni traductores. Solo ellos, en una sala grande, cuatro veces al día. Y fuera de ella, en los pasillos, el bar, la piscina o el campo de golf. Para decidir, o al menos influir en lo que se cuece en el mundo, desde el precio del petróleo hasta la invasión de un país rebelde, desde el nombre de futuros presidentes hasta las crisis económicas. Su hermetismo les ha dado la fama de ser conspiradores. Es posible que su poder no llegue a tal extremo, pero son capaces de crear ambientes, causar corrientes y facilitar decisiones.

La profecía de las ‘subprime’

Así lo hacen todos los años los miembros del Club Bilderberg desde que en 1954 montaron su primera reunión elitista en un hotel de Holanda para defender los intereses del capitalismo ante el empuje del comunismo de la Europa del Este. Ahora, por primera vez se lo montan en Catalunya, del 3 al 6 de junio, en el Hotel Dolce de Sitges, un lugar aislado al sur del pueblo costero y fácil de proteger para que nadie le moleste a este club selecto y privado en sus deliberaciones que, según algunos ejemplos del pasado, pueden ser de una gran importancia para el devenir mundial.
Dos ejemplos: ya en la reunión de mayo del 2002, que se celebró en Virginia (EEUU), se habló claramente de la invasión –casi un año después– de Irak; los participantes escucharon a uno de los invitados especiales, el entonces secretario estadounidense de Defensa Donald Rumsfeld, que a su vez aprovechó para medir el apoyo a dicho ataque. Y cuatro años más tarde se filtró un mensaje preocupante desde el seno de Bilderberg: iba a explotar el mercado inmobiliario de EEUU. Así, ya en el 2006, los asistentes supieron que era mejor invertir en oro que en inmuebles. Un año más tarde, estalló la crisis de las hipotecas basura. Y en septiembre del 2008 quebró Lehman Brothers, símbolo de la hecatombe financiera.
La de Sitges es la tercera vez que los Bilderberg se reúnen en España, después de que en 1975, meses antes de la muerte de Franco, desembarcaran en Palma de Mallorca, y de que en 1989 se vieran en la isla gallega de A Toxa. La elección de Sitges es un reflejo también de la creciente influencia de españoles en el foro.
Con los años, el club ha perdido un poco el halo conspirativo y ultrasecreto que le acompañó durante décadas. Sin embargo, sí se mantiene el mutismo, a excepción de algunas manzanas podridas dispuestas a filtrar informaciones con el riesgo de que nunca más serán invitados. Jamás dan ruedas de prensa. Todo lo que se dice ahí dentro es off the record.
Su única concesión es que la víspera se facilitará la lista de los participantes y la agenda de los temas. «Hasta muy pocos días antes de nuestro encuentro ni conocemos esa agenda ni sabemos exactamente quiénes acudirán finalmente», asegura a este diario el profesor universitario de Economía Victor Halberstadt, que entre 1980 y el 2000 fue secretario general honorario del Grupo Bilderberg y desde cuyo despacho en Amsterdam se organiza la conferencia anual. Ni siquiera confirma que el encuentro se celebrará en Sitges: también eso es, oficialmente, un secreto, aunque este año se ha desvelado antes que nunca (en abril) a través de Jim Tucker, uno de los pocos periodistas que en las últimas décadas ha intentar desentrañar los entresijos del club.

Los españoles

España estará seguramente representada por tres de sus asistentes habituales y que forman parte del núcleo duro del Bilderberg: la reina Sofía, el banquero Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Santander, y Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa. Los dos últimos tomaron el relevo, como representantes oficiales de España, del empresario Jaime Carvajal y Urquijo, amigo personal del rey Juan Carlos, y que acudió fielmente entre los años 1981 y 1998.
Aunque eso de la representación oficial tampoco es realmente así: cada participante viene a título personal, todos son iguales, y su posición en la sala es decidida por el apellido, por alfabeto; no por rango, importancia o antigüedad. Así que el comisario europeo Joaquín Almunia se suele sentar junto al teniente general Keith B. Alexander, director de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU. Y Juan María Nin, director general de La Caixa, debutó el año pasado al lado de la reina Beatriz de Holanda (la situaron ahí por la N de Netherlands). Otros españoles que estuvieron en el foro en Grecia fueron el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; el entonces vicepresidente Pedro Solbes; el secretario general de la Presidencia, Bernardino León, y el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales.

De Kissinger a Rockefeller

Todos ellos debaten con personalidades como el exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissinger; el banquero David Rockefeller; los presidentes de los bancos centrales y nacionales, ministros, expresidentes de Gobierno, banqueros y muchos ejecutivos de grandes empresas, como Nokia, Coca-Cola, Pepsi, Airbus, Shell,
Siemens, Novartis, Fiat (los Agnelli) y un largo etcétera, además de altos cargos de conglomerados mediáticos como The Wall Street Journal, The New York Times y Die Zeit.
Kissinger y Rockefeller han estado desde el principio en el núcleo duro, el llamado Comité de Sabios, que en los últimos años dirige el belga Etienne Davignon. En torno a estos hombres poderosos orbitan una cuarentena de socios fijos (dos terceras partes de Europa, el resto de EEUU y Canadá) que forman el comité de dirección. Y todos estos, a su vez, pueden invitar a cada reunión del Bilderberg a dos personas más (siempre una combinación de político y banquero, o político e intelectual) que creen que pueden aportar su grano de arena a las cuatro sesiones diarias.
Así es excepto los sábados, cuando la mañana o la tarde se reservan para la diversión, preferentemente jugar al golf. Un granito de arena muy breve, en primera instancia, ya que el número de asistentes suele sobrepasar los 130 y las sesiones se asemejan al programa 59 segundos: todos tienen un minuto para exponer opiniones, ideas e iniciativas.
Hasta ahí la parte formal, que se conoce en parte gracias a la decena de libros que periodistas, escritores e investigadores han dedicado a un grupo selecto que por su opacidad pública siempre ha atraído el interés de aficionados a las teorías de la conspiración. De ahí que a los Bilderberg se les conozca también como «los amos del mundo» o «el gran gobierno mundial en la sombra» que sería el responsable real de cómo está configurado el mundo, sobre todo en el aspecto económico, con el auge desenfrenado del capitalismo en los años previos a la crisis actual.
Casualidad que el encuentro del Bilderberg se celebró el año pasado en Grecia, poco antes del desplome de la economía de aquel país. «Pero no recuerdo que habláramos ni siquiera de la economía de Grecia en particular, como tampoco me parece probable que este año hablemos de España –dice Victor Halberstadt–, aunque es normal que debatamos la actualidad política y económica en el mundo».
Una actualidad que, a veces, se hace muy notoria poco después de celebrarse el encuentro. Así, asistieron como invitados al Grupo Bilderberg hombres como Bill
Clinton, Barack Obama y Tony Blair el año antes de lograr la presidencia de su país (los dos primeros) o el liderazgo de su partido. Para algunos, la aprobación de parte de los hombres (y pocas mujeres) influyentes del Grupo Bilderberg significa el pasaporte hacia el liderazgo político.
Pero más que aupar nuevos líderes –se dice incluso que en 1975 en Palma se escogió a Adolfo Suárez como el presidente posfranquista– los encuentros sirven para establecer el fundamento de un gobierno único, un grupo de personas sin fronteras y con solo tres monedas en circulación: el euro, el dólar y una para Asia, como el yen. Circula una cita de David Rockefeller de hace 40 años en la que manifestaba que «el mundo está preparado para caminar hacia un gobierno mundial. La soberanía supranacional de una élite intelectual y de los banqueros mundiales es preferible a la autodeterminación nacional practicada en los últimos siglos».
De paso, Rockefeller agradeció el respetuoso silencio de los magnates multimedia que han asistido siempre a las reuniones, porque el secretismo ha sido fundamental para poder debatir y decidir libremente. Aun así, nacido bajo los auspicios de la CIA, en la última década ese secretismo se ha ido perdiendo un poco, como confirma también un exalto cargo del Gobierno español, que prefiere preservar el anonimato. «Las dos veces que he participado no he tenido la sensación de formar parte de ninguna sociedad secreta, ni de ninguna conspiración». Pese a ello, el 6 de junio no habrá ningún informe sobre los asuntos debatidos en Sitges.
elperiodico.com